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En deporte de alto rendimiento muchas veces debemos hacer entrenamientos de altísima intensidad, que requieren un esfuerzo excepcional por nuestra parte. Tener herramientas para generar la mentalidad adecuada para afrontarlos, es una garantía para obtener tu máximo rendimiento, cumplir con las necesidades del entrenamiento y desarrollar todo tu potencial.

 

 

Os propongo una serie de estrategias psicológicas para afrontar un entrenamiento interválico de alta intensidad (HIIT). Un entrenamiento actualmente muy utilizado por sus beneficios, pero altamente demandante. Si estás leyendo esto, seguramente ya conoces por tus propias carnes lo que supone.

1º Ten claro para qué lo vas a hacer. Es fundamental potenciar la motivación.

2º Divide el entreno en partes manejables.

Pongamos el siguiente ejemplo; imagina que eres un deportista de TaeKwonDo que tiene que hacer 3 series de 5 bloques de alta intensidad (3 asaltos x 15’’ a tope + 15’’ descanso activo x 5). Si te planteas el entreno en su totalidad, seguramente te dé un perezón tremendo e incluso no te veas capaz. Lo más probable es que empieces a anticipar ‘’lo mal que te vas a sentir’’.

Sin embargo, si dividimos ese mismo entreno en partes más manejables y focalizamos nuestra atención lo más intensamente posible en la parte que nos toca, nos sentiremos mucho más capaces de abordar ese pequeño fragmento del entrenamiento y por su puesto nos costará muchísimo menos pasar a la acción. En nuestro ejemplo, podemos plantearnos: ‘’vamos a por el primer asalto (1 de 3)’’ o incluso ‘’céntrate en los siguientes 15 segundos’’.

3º Mindfulness y respiración.

En relación con el punto anterior, entrenar nuestra atención para centrarse en el presente sin juzgar la experiencia, es un puntazo. Esto puedes conseguirlo a través del entrenamiento en Mindfulness. Es probable que en los descansos, te inunden pensamientos relacionados con tus sensaciones físicas y con parar ya. Este tipo de entrenamiento, nos ayuda a aceptar nuestros pensamientos y dejarlos pasar.

En los descansos, además de aplicar tus habilidades de aceptación, es recomendable emplear la respiración diafragmática. Esto ayudará a centrar la atención en el momento presente, a reducir el nivel de activación y a recuperar para el próximo periodo de actividad.

4º Usa música.

Creo que esta es posiblemente la estrategia más utilizada. Pero, no vale usarla de cualquier forma, es importante utilizar música que te active, te motive, te dé energía. Tener preparadas esas canciones que tienen un significado para ti, que sabes que aumentan tu nivel de activación y que te trasmiten agresividad, alegría, resistencia, disfrute, pueden ser muy beneficioso para este tipo de tareas.

5º Autodiálogo positivo.

Estos entrenamientos llevan tu cuerpo y tu mente al límite y es muy probable que te surja a menudo la idea de parar. Es recomendable utilizar nuestro diálogo interno voluntariamente para potenciar nuestra motivación, recordarnos por qué lo estamos haciendo y que somos capaces de lograrlo. Esta es una estrategia individualizada y que funcionará en la medida en que esté trabajada. Al principio puede que ni seamos conscientes de si nos hablamos a nosotros mismos.

6º Autoinstrucciones.

Al igual que la estrategia anterior, será muy importante, recordarme una y otra vez en dónde centrar mi atención.

7º Céntrate en la tarea y no en las sensaciones corporales.

Intenta centrar la atención en algún elemento de la tarea en vez de las sensaciones de cansancio. En nuestro ejemplo: podríamos centrar la atención en ejecutar bien la técnica de las patadas.

8º Asocia las sensaciones de cansancio a la mejora.

Obviamente en este tipo de entrenos llegará un momento en que el cansancio sea tan grande, que no podremos ignorarlo. En esos momentos, una buena idea, es asociar esa sensación de cansancio con el cumplimiento del objetivo del entrenamiento y en consecuencia el desarrollo de nuestras capacidades. Nos hacemos más fuertes.

¡Ojo! Esto no siempre es así. Habrá entrenamientos en los que las sensaciones de cansancio no sea una señal de ‘’éxito’’, por ejemplo en un entrenamiento de mejora técnica.

9º Ten un entorno que te apoye.

Obviamente esto no depende de nosotros, pero todos sabemos que este tipo de entrenamientos son mucho más fáciles de llevar con un entrenador y un equipo que te apoyen, te animen y saquen lo mejor de ti.

Este es un ejemplo completo de como la psicología deportiva puede ayudarte a alcanzar tu máximo potencial. Si empleas algunas de estas estrategias durante el entrenamiento, además, las automatizarás y las pondrás a punto para la competición. Ganarás confianza para usarlas en momentos similares y por su puesto en tus propias capacidades.

 

¿Eres entrenador o deportista y quieres entrenar este tipo de estrategias en ti o en tus deportistas? ¡Anímate y consulta! Estaré encantado de resolver tus dudas. Además puedes consultar mis redes sociales para más contenido relacionado.

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